Simbolismos que históricamente se le atribuyen a la luz:
La luz existe en estrecha relación con la oscuridad: en la historia personal o social, una época sombría va seguida de una época luminosa, así como a la noche le sucede el día.
Se asocia también al conocimiento, al tomar conciencia de algo nuevo, frente a la oscuridad de la ignorancia. Sin luz no podríamos vivir, la luz, desde siempre, pero sobre todo en las Escrituras, simboliza la vida, la salvación.
El simbolismo de la luz, por lo demás, es prácticamente uno de los universales de la cultura: La contraposición luz-tinieblas es analogada, en muchas culturas, a la oposición vida-muerte, cielo-tierra. La luz es vida; las tinieblas, muerte. En las imágenes de la China antigua una época sombría va siempre seguida de una época luminosa, pura, regenerada.
El simbolismo de la luz, por lo demás, es prácticamente uno de los universales de la cultura: La contraposición luz-tinieblas es analogada, en muchas culturas, a la oposición vida-muerte, cielo-tierra. La luz es vida; las tinieblas, muerte. En las imágenes de la China antigua una época sombría va siempre seguida de una época luminosa, pura, regenerada.
La luz, como el sol mismo, era desde la Biblia un símbolo cristológico: la luz impregna todos los rincones de la comprensión que el hombre -sobre todo el heredero del judeocristianismo tiene de su realidad, como caminante por un sendero que se transita al paso del tiempo en el trayecto de la vida humana; luz es acertar la pisada, no salirse del camino, esperar una meta al final; y, por eso, la luz es gozo, esperanza, felicidad.
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